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Ulises Lara, el hacedor del trabajo sucio

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Alejandro Lelo de Larrea

Ulises Lara, el que se hace pasar por titular de la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México pasará al basurero de la historia banal de esa institución. Y si alguien llegase a recordarlo será como el hacedor de los trabajos sucios para Morena, el abogado patito, exprés, que de la noche a la mañana consiguió un título; el cuñado del jefe de Gobierno de la CDMX; alguien más que demostró al mundo que siempre hay un escalón más abajo.

Lo hecho por Lara el miércoles por la noche rebasa ya los límites de la ignominia para una institución como la FGJ, porque en vez de contribuir a detener a un presunto delincuente buscado por las autoridades de otra entidad de la República, impidió su aprehensión y hasta lo protegió. Y no conforme con ello, hasta se llevó al imputado, en una clara obstrucción de la justicia, según la Fiscalía Anticorrupción de Chihuahua.

Lara siempre es acomodaticio y hacedor del trabajo sucio, sea el gobierno de su cuñado Martí Batres, el del Claudia Sheinbaum o incluso Miguel Ángel Mancera, con quien fue director General del Instituto de Educación Media Superior, donde también mostró esos dotes.

En la Fiscalía, comenzó a hacer la labor de cañerías, injuriando imputados, violentando el debido proceso, la presunción de inocencia, cuando ocupaba el cargo de “vocero” (voz cero) de la dependencia, entre 2019 y enero de este año.

En esa etapa, incluso llegó a desobedecer sentencias de jueces federales, como cuando le ordenaron que en la investigación por presuntos ilícitos relacionados con construcciones en la Alcaldía Benito Juárez dejara de usar la expresión “cartel inmobiliario”. Lara violentó varias veces los mandatos judiciales, porque la instrucción era hacer campaña negra contra la oposición.

Por ese servilismo, en enero, cuando el Congreso decidió no ratificar a Ernestina Godoy para otros cuatro años al frente de la FGJ, decidieron que él fuera encargado de la dependencia. Pero necesitaba tener cédula profesional de abogado y era sólo sociólogo. Pero, literal, de la noche a la mañana apareció en los registros de la SEP con cédula de licenciado en derecho. Ese era requisito para quedar como encargado de la FGJ, aunque él se siente titular:  el miércoles, cuando impidió la detención de Javier Corral, se ostentó como “Fiscal” de la CDMX, lo que podría constituir otro delito, porque no lo es.

Lara también hizo el trabajo sucio de perseguir al candidato de oposición a la Jefatura de Gobierno, Santiago Taboada, y a Alessandra Rojo de la Vega, la ganadora de la Alcaldía Cuauhtémoc, a quien ha acusa de que su ataque fue un autoatentado.

Por lo de Corral, Lara debería ser separado de inmediato del cargo, pero no va a ocurrir porque él sólo recibió instrucciones de hacer el trabajo sucio. También se queda sin autoridad moral para competir por la titularidad de la Fiscalía, pero en la 4T son tan cínicos que en una de esas lo designan para que siga haciendo los trabajos de cañería.

Lo que podría tumbar o sacar de la jugada a Lara es que la Fiscalía de Chihuahua le haga imputaciones penales por obstrucción de la justicia, como se anticipa que va a ocurrir, porque él mismo confesó “decidimos no colaborar”, lo que también rompe el pacto federal. Su ex jefa Godoy ya se metió en Morelos para detener al fiscal Uriel Carmona, violentando los acuerdos republicanos. En esos días se sentó precedente de que los fiscales no tienen fuero ante delitos del orden común. ¿Podrían venir a la CDMX agentes de la Fiscalía de Chihuahua a detener a Lara? Lo veremos.

 

 

 

 

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